ahora... subiendo

Hace dos días me creía vencida por una absurda indiferencia de un ser que creía importante en mi vida.
Esa misma noche, un amigo con un corazón que no le cabe en el pecho, me dedicaba un tiempo que le faltaba.
A su vez, una nueva amiga me hacía sentir especial reconociendo mi persona y requiriendo mi asistencia en su celebración.


La mano negra de la vida ayer hizo su aparición y la ilusiones puestas en esa noche se hicieron añicos para una amiga.
Se me quitaron las ganas de ir, sin ella no iba a ser lo mismo. Sinceramente fui porque me sentía comprometida por haber acabado poniendo hora y lugar. Pero la vida parece tener preparado un viaje que jamás imaginamos, y el trayecto de ayer me hizo conocer personas maravillosas y corazones que derrochaban un afecto lleno de igualdad y respeto.

Y te das cuenta de la enorme importancia de conocer gente nueva. Gente que te demuestre que aquel que creías único y merecedor de todo tu alma, es un humano más, con sus virtudes y sus defectos, pero que no sabe valorar tu persona. Y eso María, eso no merece tu tiempo. Porque el tiempo es escaso y el mundo está lleno de gente maravillosa, gente que te hace sentir realmente bien.

Y te das cuenta de lo efímero de todo, de lo variables que pueden llegar a ser los sentimientos. Una montaña rusa que sube, que baja, que gira, que se rompe, pero siempre hay técnicos para repararla cuando olvidas las herramientas en casa.