miércoles, 22 de julio de 2009

lagrimas

A veces, con las penas ajenas derramamos nuestras propias lágrimas, esas que querían demostrar una absurda fortaleza, esas a las que el ruido y la gente acallaba, y sólo salían, tímidas, cuando las luces y sonidos cesaban, cuando te escuchabas en la soledad de la noche.
Es necesario llorar. Llorar es verter en estado líquido la suciedad que pudre tu alma.