A veces, con las penas ajenas derramamos nuestras propias lágrimas, esas que querían demostrar una absurda fortaleza, esas a las que el ruido y la gente acallaba, y sólo salían, tímidas, cuando las luces y sonidos cesaban, cuando te escuchabas en la soledad de la noche.
Es necesario llorar. Llorar es verter en estado líquido la suciedad que pudre tu alma.
miércoles, 22 de julio de 2009
lagrimas
vivido por
María
a
23:35
Secciones: palabrejas sueltas
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