martes, 3 de mayo de 2011

"Ella siempre me hablaba de los grosores del silencio, que eran evidentes en los teatros.
Me los mostró muchas veces en directo desde la última butaca de numerosos teatros.
Había silencios de dos centímetros que equivalían a atención sin pasión.
Otros más gruesos; silencios que rondaban los cuarenta centímetros, que son los que perforan al intérprete y hacen que sienta la magia del teatro en toda su plenitud.
Y finalmente los de noventa y nueve centímetros. Esos son tan esplendorosos como una triple risa al unísono de todos los espectadores. Resuena, se escucha, se vive y se siente. Es la pérdida de la conciencia total del espectador, justo cuando olvida cualquier problema personal y su cerebro deja de emitir el sonido de la preocupación; eso es lo que hace que el silencio sea supremo. Dejar de pensar lo silencia todo."

_Albert Espinosa_


qué deliciosos son esos silencios de noventa y nueve centímetros, cuando todo tu alma se encoje y se expande, cuando el arte te invade y su belleza te inunda de fuerzas y paz,
¿acaso se podría hacer mejor interpretación que la de ponerle grosores al silencio?
Bravo al autor, nuevo descubrimiento, nuevo conquistador de mis anhelos y sueños