porque las cosas no siempre aparecen como imaginábamos encontrarlas

14 marzo
porque las cosas no siempre aparecen como imaginábamos encontrarlas

Naces e inmediantamente te dan un lienzo en blanco con fecha de caducidad
¿Qué haces?
Puedes quedarte mirándolo, puedes guardarlo en un cajón mientras miras el de otros... o bien puedes darle uso, pero ¿cómo? ¡no tienes pinceles! ¡ni pinturas! habrá que ir a buscarlos ¡vaya! es domingo y está todo cerrado ¿Esperar hasta mañana? El tiempo se acaba ¿cómo desperdiciar todo un día? ¿no hay otra solución? piensas, piensas y piensas, pero nada, no se te ocurre qué hacer. Tienes que hacer algo, es muy importante para ti, quieres llenar de color ese lienzo, es tu mayor ilusión. Sigues pensando, y pensando. Estás cansada. No parece haber alternativa alguna. ¿cómo vas a pintar un lienzo sin pinturas ni pinceles? ¿cómo te lo puedes siquiera haber planteado? Es imposible. Te rindes. Te enfadas contigo misma por perder el tiempo pensando en una posible solución para algo tan absurdo ¡qué tontería! ¿para qué quiero yo pintar ese lienzo?
Decides evadirte haciendo un bizcocho de chocolate. Leche, harina, azúcar, un huevo... se te cae el cacao encima y... ¡la bombilla se enciende! Mezclas el huevo con el cacao y admiras el oscuro marrón que toma. Un poco de harina.. y marrón clarito, sazonador de paella para el naranja, tomate frito para el rojo... Quieres conocer su textura, lo tocas, lo sientes frío en tus dedos, vas a limpiarte cuando decides que serás tu propio pincel y empiezas a dar color al lienzo... te embarga la emoción y tus manos alternan pintura y lienzo. Un trazo aquí.. otro acá...
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