domingo, 18 de mayo de 2008

un poco de mi baul de mis recuerdos

[...] Ya no sé cómo definir este sentimiento que me persigue aferrado al segundero del reloj de esa estación de hierros que hacen de la luz geometría en movimiento.
Nervios. Dudas. Ilusiones. Miedos. Amor. Locura. Pasión. Temblor. Deseo, y... lengua de gato.

Con el corazón a un metro del pecho que me bombea la sangre con fuerza; con los ojos perdidos en ese bosque ficticio y todos mis sentidos puestos en tus pasos y en tu respiración... Mi corazón ya en tus manos, rojas de mi sangre, lo acarician buscando cariño. Y mi corazón sonríe, se regocija y te ronronea.
Impulsos. Prisas. Miedos. Nervios. Música. Miedo.

Y el segundero del reloj de esa estación de hierros que hacen de la luz geometría en movimiento necesita que lo engrasen de la miel de las abejas de La Alcarria.

Cuando se mezcla el terror, el miedo y la tristeza con la más absoluta felicidad y sientes su mano sobre la tuya. Cuando no sabes si lloras y tiemblas de pena y miedo o de la incredulidad de lo que está pasando.
Cuando finges indiferencia frente a ese beso que te acaba de congelar por dentro y tu alma ha subido al cielo y ha vuelto.
Cuando esa mano te coge la cintura y crees que porfin se va a realizar tu sueño.
Cuando las lágrimas nublan tu vista por la felicidad del momento.
Cuando intentas dormir sin éxito.
Cuando suena el móvil y sopla tan bien el viento.
Cuando lloras y abrazas el edredón sin aliento.

Cuando se convierte en tu día y tu noche, cuando se convierte en tu alimento.
Insomnio. Dudas. Felicidad. Tristeza. Amor. Miedos.

Cuando ahora lo piensas y llueve sobre el texto. Cuando se te obstruye la garganta y se te contrae la frente. Cuando el alma duele...

Y enormes goterones inundan este ya mar de tinta donde navegan sentimientos. Tinta roja de mi sangre, a borbotones se derrama por no tener tu aliento.

Y es que fuiste robándome por dentro; lo hiciste despacito, para que no me diese cuenta. Comenzaste por mis venas, empezaron a tener más tráfico que nunca, las rejuveneciste, las fortaleciste. Luego pasaste a mis ojos, que al descubrir tu intenso mirar no volvieron a ver más allá. Y mis oídos, ellos ya no quieren más que escuchar tu voz y tus músicas. Engañaste a mis pulmones haciéndoles creer que tú eras su aire, y ahora, secos y encogidos, mueren lentamente. No me queda ni la piel, que hace tiempo salió tras la tuya soñando arroparte, pobre ilusa... De momento, me queda el esqueleto, es pesado y me cuesta moverlo, a veces tengo que llamar a la grua para que me ayude a ponerme en pie, pero viene con sonrisa amable vestida de cariño ambulante y logra levantarme. Hace un tiempo tú lo hiciste ligero, flotaba entre las nubes feliz y sonriente.

Hoy voy buscando mis partes perdidas. Las encuentro entre las gentes, entre los libros, entre las flores... voy juntando las piezas que me hacen ser de nuevo yo. Pero siempre andas cerca... Eres el imán que enloquece mi brújula. Contigo pierdo el norte y los sentidos. y todo vuelve a volar... [...]

4 huellas:

Anónimo dijo...

Te envolveré con un plástico de pompitas para que nadie te haga daño;
Te acurrucaré cuando tiembles;
Te empujaré para que te encuentres a tí misma y veas más allá;
Y serás única, porque ya eres única, pero tú eso todavía no lo sabes... y serás fuerte, y serás sabia;
Por ver el mundo de otra forma y por tener la inocencia de leer en los ojos de la gente más de lo tú te piensas.

María dijo...

quién eres????

María dijo...

porfa, dime quién eres. Dímelo por mail, dímelo en persona.. dímelo como quieras, pero dime quién eres porfa

Iñaki dijo...

Que pensamiento más bonito el tuyo para convencer a tu admirador secreto que salga del anonimato... :-)