¿Tenemos definido un destino concreto? ¿Vamos siguiendo de forma inconsciente un guión ya escrito? ¿o acaso son nuestros actos los que van definiendo nuestra vida?
Pensar que tenemos un destino escrito que guía nuestros pasos podría llevarnos a una pasividad que nos hiciese olvidar la importancia de la acción y la toma de decisiones. Nótese que digo 'podría', pues esa creencia no tiene por qué implicar un enfoque pasivo de la vida, pero es obvio que es un 'lo que tenga que pasar, pasará si o si' de modo que para qué hacer tal o cual cosa.
Personalmente siempre he pensado que son nuestras decisiones y nuestros actos los que van definiendo nuestra vida, y no un guión previo. Pero siempre hay situaciones que me hacen tambalearme en esta postura, bien inesperadas oportunidades que me brinda la vida o bien dificultades que me toca superar. Con respecto a esto último, yo me apoyo mucho en la frase "Todo lo que sucede es necesario", pues me obliga a sacarle el lado positivo a todo. Situaciones en las que ocurre algo que bloquea mis objetivos, mi mente se pone de modo automático e inconsciente a buscarle el lado positivo, y siempre lo encuentra. El caso es que llego a creer tan firmemente en las oportunidades que mi mente ha encontrado a lo que previamente no era sino una ruptura de planes/proyectos/ilusiones/objetivos que me planteo la posibilidad de un destino que considere que no era el momento adecuado para ello, y, oponiéndose a mis deseos y proyectos actuales, rompe con la situación para brindarme mejores oportunidades u oportunidades que se adapten más a mis necesidades actuales. Pero, ¿acaso no podría entenderse esto como una cómoda postura para huir de los problemas? Quizá no sea huir de los problemas, quizá sea plantarles cara de un modo que reste importancia al asunto buscando en la casualidad el trampolín para avanzar quizá en una dirección más oportuna.
(Hay una frase de Jesús Vega que dice "Una tabla se puede usar como barrera o como trampolín. Tú decides").
Pero me estoy desviando del asunto, y es, ¿se podrían considerar esas [¿]casualidades[?] como parte de un destino que no busca sino lo mejor para nosotros* o como meras conspiraciones personales con el fin de calmar las preocupaciones?
* pero ¿dónde estaría ese destino que busca lo mejor para nosotros en la gente que ha muerto en todos los actuales terremotos, o la gente que diariamente muere de hambre o por deprimentes condiciones de higiene o por inexistente asistencia sanitaria o en manos de la terrible violencia de otros 'seres humanos' o en la carretera... o sin irnos a muertes, la gente que vive con enfermedades incurables sean o no dolorosas...? ¿¿acaso a todas estas situaciones podría llamárselas destino?? uff! sin duda se trata de un tema peliagudo
Claro que igualmente podríamos plantearnos el caso de esas personas que se quedaron dormidas y no cogieron uno de los trenes del atentado del 11-M, o el hecho de que ese día hubiese huelga... ¿casualidades?
domingo, 18 de abril de 2010
¿crees en el destino?
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2 huellas:
Una teoría que da sentido a esta inquietud universal acerca del destino es que antes de nacer elegimos como será exactamente nuestra vida, es decir, que todos somos voluntarios en este mundo, y los que eligen llevar una vida llena de sufrimiento y de desgracia lo harían pensando en un fin específico, por todos nosotros, a fin de que la especie evolucione y se conciencie y aprenda de sus errores. Estos serían por tanto nuestros héroes.
Esto no se puede comprobar, pero para mí tiene un completo sentido al menos.
El destino, para mi, es algo que existe. Unos tenemos la inmensa suerte de poder reescribirlo día a día mientras que la gente que nace en países subdesarrollados no puede.
En cuanto a los accidentes, terremotos, etc, a mi me ayuda pensar que la gente muere porque había llegado su momento aunque sea difícil de asimilar sobre todo si ha sido algo fortuito o la persona es joven.
La gente que se salvó del 11M, los que sobrevivieron al accidente de Spanair... todas esas personas viven porque ahí no terminaban sus vidas.
Últimamente, cuando algo no sale como me gustaría, suelo pensar que no era lo mejor para mi y que cuando una puerta se cierra, otra se abre. Todo llega
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