domingo, 18 de abril de 2010

es posible que por momentos me sienta seducida por ese aire místico de lo etéra de la acuarela de relojes rebeldes que retroceden en busca de un tic-tac que suene dulce y cálido, es posible

mas prefiero el olor del aceite de linaza que rebaje la densidad con la que se puede mirar a la fina arena que aún se encuentra arriba, y con firmes y sólidas pinceladas definir los trazos que tendrán esos granos al caer

cierto es que a veces solo parezco encontrar tonos grises, es entonces cuando hay que levantarse, y desde el otro ángulo, ese que se forma al unir los pequeñines de escua
dra y cartabón, los ves, ahí, bajo la paleta, rojo, amarillo, blanco..

supe esto por la carta, si, la carta que con la tormenta que cubrió los cielos con ese opaco chal gris abrió mi ventana de par en par haciendo volar los papeles del escritorio y dio cuerda al acordeón de mis cortinas. Fue ella quien llevó la carta a mis pies descalzos en una caricia, fue ella si, porque hasta los tonos grises son reveladores.
tantas veces leida y tantas veces olvidada.

le he cambiado los listones de madera al lienzo, lo he cubierto de alegres colores, le he atado un extremo de pita a la esquina y lo he asomado a la ventana mostrándole el panorama, pa' que decida, ¿y sabes qué? el tío se ha lanzado cual cometa en una bonita danza de tirabuzones. La pintura aún
no está seca y va manchando las nubes de color